El origen de las palabras

Actualmente entendemos por etimología el estudio, análisis y comprensión de la historia de una lengua, la vida de las palabras, cómo nace, crece y a veces muere una determinada palabra o expresión.
Pero no siempre ha sido así. Etimología es una palabra griega que significa verdad, verdadero. Se compone de ETIMOS y LOGOS. ἔτυμος=verdadero, λογος=estudio. Estudio de la verdad.
El gran intelectual medieval español Isidoro de Sevilla (Isidorus Hispalensis) que vivió a caballo entre los siglos VI y VII, nos legó una obra impresionante. Una obra que pretendía resumir y englobar todo el saber de su época. Una obra magnífica que nos permite conocer la época en que vivió y la cultura que heredó, de forma soberbia. Y la llamó Etimologías (también llamado Orígenes, en 20 tomos) (Etymologiae u Originum sive etymologiarum libri viginti). Fue la primera enciclopedia de la historia. Enciclopedia, por cierto, el nombre puesto por Diderot a su también magnífica obra, también viene del griego y significa abarcar el conocimiento, rodearlo con una rueda (CICLOS).
Entendemos con esto que las palabras, como organismos vivos, no se crean por generación espontánea, no nacen de la nada, no se inventan «ex novo». Parten, por evolución, por contagio o por deformación, de otras palabras anteriores del mismo idioma o como corrupción del mismo a cargo de idiomas vecinos. Y es este glorioso entramado de idas y venidas, de interacción mutua, de exportación e importación, lo que crea el idioma, que nunca permanece quieto. Como un alma inquieta, se mueve constantemente, crece, fluye, influye, se ve influido, en un ciclo infinito de la historia humana.
La palabra idioma también viene del griego, IDIOS (ἴδιος) y significa uno mismo. Idioma denota algo propio. Por el contrario, lenguaje tiene origen latino, de lingua, lengua. Y es que es la lengua la que genera, permite o articula el sonido que da lugar a un idioma.